lunes, 9 de enero de 2012

Importante artículo que describe los Modos de hacer timba,. Discos de Paulito F.G. y Tiempo Libre - Primera Parte


Importante artículo que describe los Modos de hacer timba,. Discos de Paulito F.G. y Tiempo Libre

Un punto de vista sobre Dos modos de concebir la timba que se cruzan en concepciones orquestales opuestas y se articulan en coincidencias cadenciosas

La timba habanera ha generado muchas discusiones desde su aparición —años 90— en las enunciaciones de la cadencia de varias orquestas de música bailable de La Habana (Irakere, Los Van Van, NG, La Banda, Charanga Habanera, Dan Den, El Médico de La Salsa…). Qué es la timba: ¿Un nuevo género, una nueva grafía rítmica, un estilo, una tendencia, un “intergénero”, una nueva manera de asumir los arreglos en los formatos de agrupaciones bailables, un híbrido…? “El fenómeno más importante en la música popular cubana durante esta década de los 90 es sin duda lo que primero se llamó ‘salsa cubana’ y luego se convirtió en timba. Tan es así, que podemos afirmar que se trata del primer movimiento musical de nuestra música bailable, desde los años 50, capaz de ganarse la atención internacional. Pero ante todo, creemos que la timba es heredera de una larga tradición de música bailable…”, apunta el saxofonista de Benny Moré, musicólogo y escritor Leonardo Acosta. Los investigadores Neri González Bello y Liliana Casanellas consideran a la timba como “una tendencia, un estilo musical, una actitud asumida por los compositores y arreglistas hacia la orquestación”.

Herencia de pluralidades genéricas bailables y representación novedosa en los conformes orquestales. Guaguancó, changüí, funk, son, resonancia yoruba, songo y jazz fusionados desde ajustes en los que el tumbao tradicional se quebranta en pos de una sonoridad de transferencias tonales cruzadas: walking bass con pulsación anticipada, acentuaciones yuxtapuestas de la percusión (batería, paila, tumbadoras, bongos) con sección brass (trompetas, saxos, trombones) sobrepuesta a los restante planos sonoros: guajeo, champola, montuno agresivo, compases fragosos con tajaduras rumberas… Nuestra música se ha caracterizado por su incisivo tono rítmico/armónico presente, sobre todo, en los metales de orquestas tipo jazz band: Casino de la Playa, Riverside, Ernesto Duarte, Gigante del Benny Moré, Julio Gutiérrez, Cosmopolita, Hermanos Castro, Sabor de Cuba…: habrá que auscultar con detenimiento el diapasón de esas agrupaciones de los años 40 y 50 para precisar algunas raíces de la timba. Y asimismo, revisitar el chaonda (Alejandro Tomás Valdés) de la Aragón en los años 70 (“Aprendiendo a bailar chaonda”, “Oye baila mi onda”, “Cha onda con onda”, “Para bailar a mí lo mismo me da”, “Pregúntame cómo estoy”…) y la peculiar sonoridad de la charanga del olvidado flautista Pancho El Bravo (Alberto Cruz Torre): “Baila Kimbongolo”, “Por debajo del tapete”. Chico O’Farrill realizó un arreglo de “El Manisero” (Moisés Simons) para el disco Mario Bauza (Messidor Music, 1997) que determina muy bien las propensiones timberas de la música popular cubana de nuestros días. “Mi escuela, en la que aprendí a realizar arreglos orquestales, fue escuchar a Machito, Mario Bauzá, Mongo Santamaría y por supuesto a Chico O’Farrill”, declaró, en cierta ocasión, “el que le dio un perfil más acabado a la timba” (Radamés Giró), el flautista José Luis Cortés, fundador y director de NG, La Banda.

El Tosco —en su estancia con Los Van Van y más tarde con Irakere— compone y arregla varias piezas que pueden considerarse predecesoras de este “intergénero”(expresión que prefiere utilizar Danilo Orozco): “TV a color” (Vol. V, Los Van Van, EGREM, 1979), “Francisco y el león” (Vol. VI, Los Van Van, EGREM, 1980), “No quiero confusión” (Vol. V, Para bailar son, Irakere, EGREM, 1981), “Rucu Rucu a Santa Clara”(Vol. IX, Bailando así, Irakere, EGREM, 1985). Pero, la timba es también un acontecimiento social. La forma de asumir los pasos bailables: contoneo de índices eróticos (despelote, le dicen en Cuba) en el que la mujer desafía al hombre en un ritual parecido al vacunao del guaguancó. Bullicio, algarabía colectiva, complicidad de los participantes con el vocalista de la agrupación en la dicotomía llamado/respuesta, intercambio de pareja y rueda de casino conforman un coloquio, un performance, de curiosa imaginería corporal. “Danzo en una suerte de conjuro: me olvido de todo, miro a los lados y veo a todos en lo mismo; asumo en esos momentos mi plena libertad, escapo de la realidad: así lo hacía en La Habana en La Piragua del Malecón, era una manera de olvidarme de los paquetes diarios. Cuando la gente baila timba exorciza de manera colectiva muchas cosas, muchas prohibiciones: lo único que el régimen no puede impedir es que la gente se despelote en los salones de baile con Van Van, NG, La Charanga Habanera, el Trabuco de Simonet o Revé”, confiesa Midaysis Alfaro, profesora y primera bailarina, integrante de TimbaCasino & CubaMéxico, ensamble que hace demostraciones de coreografías timberas en diferentes espacios dancísticos de la capital mexicana.

Modalidad que ha tenido lapsos significativos (fundación de NG, consolidación estilística de Van Van, aparición de Trabuco de Manolito Simonet, Issac Delgado, Klimax…) y etapas donde lo chabacano y la falta de imaginación orquestal han sido protagonistas (últimos fonogramas de Charanga Habanera, esquema rítmico iterativo del Médico de la Salsa, estribillos cacofónicos sin la picardía elegante que ha caracterizado a la música bailable cubana…). (Por: Carlos Olivares Baró),

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