Por: Richard Morris
En una conversación interesante con nuestro amigo Eduardo Cornejo ,sobre el segundo aire de la música cubana me refería algunas situaciones que a su juicio pudieron haber complotaron para su difusión comercial, es ya mas que un comentario una queja , el hecho de que emisoras comerciales de salsa, echen mano a temas que ya cumplieron su ciclo, basta poner en el dial a estas dos grandes y nos daremos cuenta que no quieren arriesgar a poner nuevos temas y fundamentalmente la rica y solicitada “Salsa Cubana” es decir la timba cubana, alojada y adoptada en los barrios de la capital esta nuevo estilo pegajoso y rítmico denominado, música popular bailable, que gusta mucho al balador
Pasemos al relato de Cornejo “La historia que vamos a relatar tiene sus inicios en 1511, cuando Diego de Velásquez, tratante de esclavos colocó las primeras 10 “piezas de ébano” en Cuba. Aquellos negros que con el devenir de los años constituirían junto a los hijos de España la nación cubana, trozo de cultura afro- hispana en suelo, es un decir porque como todos sabemos la antilla mayor es una isla y no tierra firme, americano.
El canto de los yorubas, lucumís, en su mayoría, se fusionó con ritmos hispanos, aunque cuando los amos no veían los negros adoraban a sus deidades, dándole después, en lo que se ha llamado sincretismo religioso, nombres de santos católicos para ser aceptados socialmente”.
En una conversación interesante con nuestro amigo Eduardo Cornejo ,sobre el segundo aire de la música cubana me refería algunas situaciones que a su juicio pudieron haber complotaron para su difusión comercial, es ya mas que un comentario una queja , el hecho de que emisoras comerciales de salsa, echen mano a temas que ya cumplieron su ciclo, basta poner en el dial a estas dos grandes y nos daremos cuenta que no quieren arriesgar a poner nuevos temas y fundamentalmente la rica y solicitada “Salsa Cubana” es decir la timba cubana, alojada y adoptada en los barrios de la capital esta nuevo estilo pegajoso y rítmico denominado, música popular bailable, que gusta mucho al balador
Pasemos al relato de Cornejo “La historia que vamos a relatar tiene sus inicios en 1511, cuando Diego de Velásquez, tratante de esclavos colocó las primeras 10 “piezas de ébano” en Cuba. Aquellos negros que con el devenir de los años constituirían junto a los hijos de España la nación cubana, trozo de cultura afro- hispana en suelo, es un decir porque como todos sabemos la antilla mayor es una isla y no tierra firme, americano.
El canto de los yorubas, lucumís, en su mayoría, se fusionó con ritmos hispanos, aunque cuando los amos no veían los negros adoraban a sus deidades, dándole después, en lo que se ha llamado sincretismo religioso, nombres de santos católicos para ser aceptados socialmente”.
Esos rezos con coros cortos, que caracterizan las liturgias africanas, ese juego alternado de coro y cantante líder, son los precursores de los actuales ritmos afroamericanos desarrollados en Cuba y derivados al mundo, en caravanas musicales pletóricas de sabor y colorido.
Esa tradición pero elevada a su máxima calidad, es la que nos trae Juan Formell y los Van Van, la más grande agrupación cubana de música bailable que dio Cuba en los últimos 30 años.
Influenciado por los cubanísimos Benny Moré y Félix Chapotín, del trio Los Panchos y el rock and roll norteamericano.
Esa tradición pero elevada a su máxima calidad, es la que nos trae Juan Formell y los Van Van, la más grande agrupación cubana de música bailable que dio Cuba en los últimos 30 años.
Influenciado por los cubanísimos Benny Moré y Félix Chapotín, del trio Los Panchos y el rock and roll norteamericano.
El 4 de diciembre de 1969 funda Los Van Van, marcando un hito en la música popular cubana y con el correr de los años la hispanoamericana. Crea el songo, cuya base es siempre el son incorporando jazz y rock and roll, con la presencia importante, vital y siempre fresca de los cantos yorubas. Muchos consideraban que la timba actual nace gracias a Formell, Reve y Chucho Valdez.
Sus violines electrónicos amplificados, la dualidad bajo y piano que dialogan alternándose, la percusión agresiva y más rápida, como acelerando la tradicional clave, confundiendo al bailador que sigue y siguió el sonido Fania y puertoriqueño , fueron toda una revolución, pues en plena época de tensiones mundiales e ideológicas, de la bipolaridad este- oeste, que un grupo de mulatos cuya finalidad era poner a gozar sus compatriotas cogieran en gran porcentaje influencias de rock and roll y el jazz, cartas de presentación musical norteamericanas, fue osado.
Esa osadía, nunca extrema, se volcó en los años siguientes en letras que sin ser subversivas relataban la vida cotidiana de los cubanos; por sus canciones han pasado retratados los pícaros, las jineteras, los guapos, tramposos, la santería, la sexualidad, las restricciones sociales, cortes de luz, desabastecimientos, los cubanos en el exilio, etc.
Formell en sus crónicas musicales utilizó una formula infalible en la cultura popular latinoamericana, el doble sentido, nunca falló, por eso y con la vitalidad musical de su revolución que logró fundir la música popular norteamericana, con lo mejor de la tradición cubana y el soporte africano venció censuras y miopías, dando un tremendo bate.
Eso lo consiguió no sólo en Cuba, también en Miami, fortín de los anti – castristas que previó a una presentación de los Van Van, un par de años atrás, realizaron agresivas manifestaciones en contra de los músicos, el concierto corrió riesgo, pero media hora después estos mismos militantes bailaban con la música de Formell. Nuevamente el arte venció a los prejuicios.
El año 2000 contra todos los pronósticos, pero con pleno merecimiento, obtienen el premio Grammy con su producción Llegó Van Van, pero desde aquel diciembre del 69 cuando empezaron, han venido produciendo con calidad paseando su calidad y cubanía, por escenarios de Francia, España, Inglaterra, Italia, Holanda Bélgica, Suiza, Japón, Puerto Rico, México, Venezuela, Brasil, Aruba, Argentina, hasta la misma África, entre otros.
Formell en sus crónicas musicales utilizó una formula infalible en la cultura popular latinoamericana, el doble sentido, nunca falló, por eso y con la vitalidad musical de su revolución que logró fundir la música popular norteamericana, con lo mejor de la tradición cubana y el soporte africano venció censuras y miopías, dando un tremendo bate.
Eso lo consiguió no sólo en Cuba, también en Miami, fortín de los anti – castristas que previó a una presentación de los Van Van, un par de años atrás, realizaron agresivas manifestaciones en contra de los músicos, el concierto corrió riesgo, pero media hora después estos mismos militantes bailaban con la música de Formell. Nuevamente el arte venció a los prejuicios.
El año 2000 contra todos los pronósticos, pero con pleno merecimiento, obtienen el premio Grammy con su producción Llegó Van Van, pero desde aquel diciembre del 69 cuando empezaron, han venido produciendo con calidad paseando su calidad y cubanía, por escenarios de Francia, España, Inglaterra, Italia, Holanda Bélgica, Suiza, Japón, Puerto Rico, México, Venezuela, Brasil, Aruba, Argentina, hasta la misma África, entre otros.
Nuestro país también recibió a los Van Van en 1972, 1974, 1990 y 2002 pero lamentablemente un mal manejo empresarial y la costumbre de nuestro público por otros estilos de “salsa”, en aquellos tiempos la decadente salsa sensual, los hicieron pasar desapercibidos.
Hoy tenemos la suerte de que nos visitarán este viernes 18 de setiembre , en las cómodas instalaciones del Lawn Tennis enclavado en el corazón de Jesús Maria, celebrando con este publico maravilloso 40 años de éxitos , llegan en el mejor momento de la agrupación, cuando ya consolidados y sin la presión que significan los compromisos con algunas disqueras que coactan la creatividad de sus músicos, exploran nuevas sonoridades, en los cuales podremos encontrar reminiscencias de los cantos “spirituals” que los negros norteamericanos desarrollaron en los algodonales bajo el yugo cruel de los esclavistas, manteniendo una africana siempre latente, basta escuchar su temas “La Mimi Mimi” y “Van Van el son natural”, sobre todo en sus coros, para darnos cuenta de ello.
Formell sin ser politico es un convencido que en la música como decía el ya casi olvidado Trotski, es necesaria la revolución permanente o como dicen los adalides del mercado, renovarse o morir, la diferencia entre Van Van y otros grupos, es que ellos no sacrifican la calidad ni el sabor.
